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lunes, 2 de febrero de 2015

4- EL CUERPO MENTAL y EL CUERPO ESPIRITUAL: desarrollo, funciones y relación.

Nuevas revelaciones sobre el nacimiento del Cuerpo Espiritual

            Para entender este tema el lector deberá poseer ya conocimientos esotéricos claros sobre el alma o cuerpo causal, sea porque los ha obtenido en distintas fuentes y estudios, o al menos por haber leído y reflexionado sobre los conceptos básicos ya expuestos en las anteriores publicaciones en este blog. Este es un requisito para entender mejor lo que se va a exponer a continuación, ya que no se retomarán del todo las explicaciones básicas ya expuestas, sino que, con esa base ya ofrecida se ‘hilarán’ nuevos ‘tejidos’… Considérese a este, un capítulo más de lo que ya se viene ofreciendo.
           
            En la Teosofía tradicional se estudia al hombre como una entidad compuesta por ‘7 principios’ (los cuales ya fueron expuestos en la publicación titulada “EL ALMA: una reseña esotérica”). Se observará que se habla de “principios” y no de “cuerpos”, aunque a veces se pueden encontrar autores teosóficos que hablan de “7 cuerpos” en lugar de ‘7 principios’. Pero aquí aclaramos que los principios no son cuerpos, en realidad. La palabra principio se puede tomar con dos significados básicos, y ambos servirán para entender nuestro tema. Por un lado, principio significa comienzo, inicio, iniciación; y por otro lado también significa origen, fundamento, base, causa. Téngase presente esta doble definición mientras abordamos el tema.

El hombre no posee 7 cuerpos sino 7 principios, es decir que en su constitución hay 7 planos o regiones dimensionales que son la ‘base’, ‘inicio’ y ‘fundamento’, en cada una de las cuales podrá, con la evolución, generarse un “cuerpo”. Es decir que en cada plano el hombre posee un átomo como principio y causa para el posterior desarrollo de un cuerpo, organizado en forma más compleja, con la materia de dicho plano. Veamos esto en mayor detalle.
            De los 7 principios que constituyen al Hombre, en todos los hombres que existen, ya fue desarrollado, a partir del principio material más denso, el cuerpo físico (con su doble etérico). Es decir que todos los hombres ya poseen, a partir del desarrollo de los 2 principios más materiales (físico y etérico) los respectivos cuerpos pertenecientes a dichos principios (cuerpo físico y doble etéreo). Para que estos cuerpos se formen, tuvieron que pasar cientos de millones de años. Todo comenzó en la 1° raza de hombres etéreos, una raza que no tenía nada que ver con la apariencia del hombre actual. El hombre en esa raza era plasma puro que flotaba en el éter (cuando la Tierra aún no era sólida, sino gaseosa). En esa raza (aunque todavía ni siquiera podríamos llamarla ‘raza’) los “proyectos de hombres” eran como células gigantes con un átomo físico como núcleo central, el cual, con el paso de los millones de años se fue desarrollando. Esa célula informe se fue densificando cada vez más, tomando solidez, hasta llegar la 2° raza humana, en la cual las formas humanas (repetimos, aún nada semejante al hombre actual, sino más propiamente como algún tipo de animal) se cubrieron con materia terrestre más gruesa. Ya se definía algo más la forma física, y recién en la siguiente raza madre, la Lemúrica, el hombre obtuvo su forma antropomórfica más definida. Esta Tercera Edad es la de los hombres más primitivos y prehistóricos que la ciencia estudia, aunque esta es una indicación muy general e imprecisa…, solo a fines de dar una idea del tema que nos interesa. (A quien le interese este tema, puede estudiarlo en textos clásicos y serios de Teosofía).
En resumen, se dice en los estudios esotéricos, que el Hombre tuvo cuerpo físico recién en la 3° Raza (aunque su desarrollo comenzó muy anteriormente), así que a partir de aquel átomo físico en la primera raza se formó finalmente un cuerpo complejo y desarrollado (que aún hoy se sigue perfeccionando). Análogamente, en la Raza madre siguiente, la Atlántica o Atlante (la 4° Raza Raíz), el Hombre comenzó a desarrollar un cuerpo astral o emocional. Esto, por supuesto, como todo en la evolución, no empezó de repente en esa raza, sino en las razas anteriores. A partir de un átomo astral como materia prima (el ‘principio astral’), comenzó a construirse una envoltura astral más desarrollada. Esto posibilitaría al Hombre tener deseos, pasiones y emociones. Ofrecía un campo aún no explorado por las razas anteriores. La 4° Raza desarrolla especialmente este aspecto y por eso se puede decir que esta es ‘la Raza Astral’, así como podemos decir que la actual Raza Aria es ‘la Raza Mental’, porque es el principio mental el que debe desarrollarse especialmente en la 5° Raza.

Vimos que todos los hombres poseen un cuerpo físico, y esto es evidente e innegable, y no se necesitan conocimientos esotéricos ni un sistema de creencias para aceptarlo; es un hecho ante la los sentidos de todos… Pero en cuanto al ‘principio astral’ no pasa lo mismo. Veamos…
Es también evidente que todos los hombres tienen deseos y emociones, por lo tanto todos poseen un “cuerpo de deseos” (kama-rupa, o el ‘alma apetitiva’, como la nombraba Platón). Pero este cuerpo de deseos o cuerpo emocional no es en realidad “el cuerpo astral”. Habitualmente se habla de estos términos como sinónimos, pero si se estudian en detalle se podrá ver que no son lo mismo. Cuerpo de deseos tienen todos los seres humanos, pero no así ‘cuerpo astral’, ya que el cuerpo astral es un vehículo refinado de materia astral que ya puede ser utilizado para viajar en el plano astral, y a ese cuerpo, capaz de viajar y trabajar en el plano astral mientras el cuerpo físico duerme, no lo poseen todos los seres humanos, sino solo aquellos que han purificado hasta cierto punto su cuerpo de deseos. Es decir que el ‘cuerpo de deseos’ es materia astral organizada para poder experimentar deseos y sentir emociones, pero hasta que el ‘bajo astral’ no se ha consumido en parte, no puede aparecer el verdadero ‘cuerpo astral’, que permite al hombre manejarse en el plano astral a voluntad, según los designios del Yo Superior.

En síntesis, así como se formó un cuerpo físico a partir de un principio básico: un ‘átomo físico’, también se formó un cuerpo de deseos a partir de un principio básico: el ‘átomo astral’; pero el desarrollo completo del hombre en el plano astral se realiza cuando purifica su cuerpo de deseos y obtiene un cuerpo astral operativo y obediente a la Voz Superior de su Conciencia.

Aunque parezca una desviación del tema del título, era necesario dar estas explicaciones, para establecer la diferencia entre “principios” y “cuerpos”, ya que lo mismo sucede al entrar al tema que nos ocupa: “EL CUERPO MENTAL” (y más adelante veremos “El Cuerpo Espiritual”).
He aquí que podemos decir que todos los seres humanos poseen un “principio mental” (un átomo mental permanente) pero no en todos los hombres se ha desarrollado la mente lo suficiente como para formarse un “cuerpo mental”.
La chispa de la mente (el átomo mental) fue sembrado por los Señores de la Mente en la Tercera Raza Madre, en los hombres inmentales lemures, que eran similares a grandes simios. A partir de esta siembra, nace el ‘hombre mental’ (aunque en forma ‘fetal’, es decir, incipiente). En la siguiente Raza, la Atlante, el hombre desarrolla la mente concreta, pero es incapaz todavía de realizar abstracciones mentales. Esta posibilidad aparece recién en el ‘hombre ario’, en la 5° Raza.
Aún existe en la actual Humanidad un gran porcentaje de seres humanos que traen resabios de la anterior raza, la Atlante, y esto se evidencia al ver que son humanos mucho más propensos a las emociones que a la actividad pensante. En tal porción de la humanidad las almas afectadas de tal forma necesitan aún terminar de construir su cuerpo de deseos, y al estar allí su enfoque, no pueden todavía entrar de lleno en la fabricación del ‘cuerpo mental’. Estas almas humanas emplean la mente en forma muy mecánica, comúnmente para satisfacer las necesidades básicas y las tendencias de sus deseos.
El hombre ario no tiene que ver en nada con el color de su piel (aunque es cierto que este tipo racial nació con el humano teutónico y anglosajón…) sino que tiene que ver con que la polaridad en su vida está en el plano mental, ya no más en el astral, (aunque esto no significa que no tenga deseos… por supuesto). Pero aún en la mayoría de los hombres de tipo mental o ario, si bien existe un proceso polarizado en el desarrollo de las facultades mentales, aún así, son pocos los que ya poseen un ‘cuerpo mental’ bien desarrollado. El desarrollo de tal vehículo o cuerpo, además de posibilitar la actividad de pensar analógicamente, razonar, hacer abstracciones y comprender simbolismos, posibilita al hombre utilizar la mente como vehículo en su propio plano, para realizar actividades conscientes en el plano mental. Esto es algo que solo los que tienen ya su ‘cuerpo mental’ formado pueden realizar.

Comúnmente se escucha hablar en los círculos de estudios metafísicos y teosóficos que el hombre tiene dos cuerpos mentales: el cuerpo mental inferior y el cuerpo mental superior. Quien escribe aquí, después de años de estudio y observación, considera esto un error. La llamada “mente inferior” es la mente intelectual, la que está confinada a las actividades del cerebro. Es una mente mecánica que funciona en base a la memoria. El intelecto, de hecho, funciona con el acopio de datos en el archivo de la memoria. Toda la actividad del pensamiento en esta área pertenece a la mente inferior o concreta, relacionada a los substratos inferiores del plano mental. La mente inferior es una funcionalidad, no ‘un cuerpo’.
La llamada “mente superior” es en realidad donde se forma el verdadero CUERPO MENTAL. Este no necesita del cerebro físico para funcionar como vehículo en su propio plano.
El Cuerpo Mental es ‘casi’ sinónimo de “Cuerpo Causal” (aunque con diferencias conceptuales que luego veremos). El Cuerpo Causal ya fue estudiado en una publicación anterior en este blog. Allí se vio que este Cuerpo es en realidad el alma humana, es decir, la porción de energía vida (en el plano mental) que se reencarna de un cuerpo en otro adquiriendo experiencia y sabiduría. El Cuerpo Causal está contenido en los substratos superiores del plano mental. Dentro de este cuerpo existen 3 átomos especiales:

1-      El átomo físico permanente (conectado especialmente a Atma).
2-      El átomo astral permanente (conectado especialmente a Buddhi).
3-      El átomo mental permanente (conectado especialmente a Manas).

Estos 3 átomos son ‘permanentes’ porque permanecen dentro del Cuerpo Causal a medida que el alma va reencarnando de una vida en otra. Cada uno de los tres átomos debe desarrollarse hasta conformar ‘un cuerpo’ con la materia de su respectivo plano, como ya vimos. Los átomos búdico y átmico permanentes permanecen en su propio plano, fuera del Cuerpo Causal (pero conectados a los átomos inferiores), esperando que los 3 átomos permanentes citados arriba estén con el desarrollo suficiente. Cuando llega el momento los dos átomos superiores entran a la matriz del Cuerpo Causal, donde se comenzará a gestar el Cuerpo de Luz, como se le llama corrientemente, pero que es más correcto designarlo como “Cuerpo Espiritual” o “Cuerpo Solar” o “Cuerpo Monádico”. Digo que ‘cuerpo de luz’ es menos correcto por la razón de que la palabra ‘luz’ podría vincularse también al cuerpo astral y al mental. La palabra “astral” proviene de la palabra “astro” y estrella, y se empleó porque los que podían ver con visión clarividente en plano astral lo veían con mucha luz de colores diversos, semejante a la luz de las estrellas…. Quienes han visto clarividentemente el plano mental también dicen que es muy luminoso, imposible de describir por su luminosidad y belleza. Por lo tanto el nombre Cuerpo de Luz es relativo, por que podría acaso señalar distintos vehículos, todos luminosos, en el hombre; aunque muchos hoy lo emplean para designar al Cuerpo espiritual.

En síntesis: El Cuerpo Causal o alma humana se alquimiza y va formando, con el desarrollo de Buddhi y Atma, el Cuerpo de Luz o Alma Divina.

Se ha comparado al Cuerpo Causal con una Flor de Loto (el Loto del alma) con 12 pétalos o energías. En estos 12 pétalos existen 3 que son de Conocimiento, 3 son de Amor, 3 de Sacrificio, y 3 del aspecto Voluntad. El orden es desde la periferia del Loto al centro, tal como fue descrito. Con la evolución de la conciencia los pétalos que se van abriendo van alojando su correspondiente desarrollo en los átomos permanentes de cada principio o plano. El tema de la apertura de la Flor del Alma es un tema complejo que no desarrollaremos aquí. Solo diremos que hay que considerar que cada uno de los 3 pétalos de cada aspecto posee gradaciones vibracionales distintas, por lo cual se necesita de experiencias diferentes para la apertura de cada uno de los 3 pétalos de cada aspecto. Además, los pétalos del alma se van abriendo con cierta sincronicidad intercalada, pero esto es para que el estudiante lo medite y reflexione intuitivamente, (ya que el conocimiento verdadero está dentro de la conciencia, y cada estudiante allí lo debe buscar). Hay que tener en cuenta que ‘las cualidades’ desarrolladas (cada pétalo desarrolla cualidades) en la Flor del Alma se reflejan en la personalidad encarnada, y ‘los defectos’ de esta última reflejan a la vez lo que falta por desarrollar en el Loto Álmico.
En síntesis: la Flor Álmica va desplegando sus pétalos a través de la capitalización como “comprensión” de las experiencias en los tres mundos de la forma (físico, astral y mental), por eso es que, cuando la Flor se ha abierto completamente, es decir, que el Cuerpo Causal ha completado su desarrollo, el alma ya no necesita más reencarnar, y proseguirá su evolución de otra manera.
Recordar siempre que las palabras “flor”, “loto”, “pétalo”, etc., son símbolos que sirven para representar en la mente, a través de abstracciones, temas que exceden muchas veces al plano mental mismo. Todo es “energía” y procesos en la conciencia. De esto trata todo.

Todo este “despertar del alma” con la apertura de sus ‘pétalos’ y el paralelo desarrollo de los átomos permanentes para llegar a formar “cuerpos”, es progresivo.

 Cuando en el Cuerpo Causal se desarrolla el intelecto y se ahonda en el conocimiento de sí mismo, nace así lo que se llama “El Pensador”, es decir el Ego:  ‘el ser consciente de sí mismo como conciencia’. Este nacimiento ocurre dentro del Cuerpo Causal, como si este fuera ‘el útero’ en el interior del cual se gesta “la conciencia de ser”.
 Un ser humano que solo vive aferrado y movido por el mundo del deseo aún no es un verdadero “Ego”, aún no ha nacido como “Pensador” verdaderamente; y aunque pueda realizar operaciones mentales simples y básicas, estas son siempre mecánicas y jamás creativas y reflexivas. El hombre reflexivo es el alma humana madura en la cual ya hay un Ego nacido en el plano mental que puede comenzar a tener actividades en su propio plano (especialmente mientras el cuerpo físico duerme). Cuando nace el Ego dentro de la matriz de su cuerpo causal, ya hay un vehículo mental bastante formado que le permite realizar, como se dijo, ciertas actividades en el plano mental (aunque la mayoría de las veces la contraparte material, la persona humana en el plano físico, poco o nada se percate de ello). A medida que este Ego avanza y madura, también lo hace su vehículo, el cuerpo mental, hasta alcanzar su máximo nivel de desarrollo.
Tal, es el nacimiento del Ego, la conciencia mental del “yo soy” que despierta en el alma humana. Cuando sucede este nacimiento se puede decir que el ser humano ya no es ‘inconsciente’ de sí mismo, sino un ser autoconsciente, y esto ha de notarse (al menos en parte) en la vida de la personalidad encarnada, la cual comienza a regirse por la cordura y la razón y con mayor responsabilidad de sus actos, no dejándose arrastrar a cada instante por los ciegos instintos egoístas que caracterizan al hombre ‘inconsciente’.
Pero existe otro nacimiento, el cual ocurre después del recién mencionado, y cuando el Ego ya está maduro. Este nuevo nacimiento es el del Cuerpo de Luz Espiritual, y lo veremos a continuación.

Mientras el Cuerpo Causal va acopiando cada vez más Comprensión y experiencia, y que se va afianzando la formación del Cuerpo Mental, comienza de a poco a construirse el ‘Cuerpo Búdico-Atmico’ o ‘Cuerpo Espiritual'. Este nuevo nacimiento es imperceptible para el hombre físico, por que las energías que se tejen son muy sutiles y es por ello que este ‘Cuerpo de Luz Búdica-Atmica’ no es percibido hasta que no tiene un desarrollo considerable. Este nuevo Cuerpo nace como ‘feto búdico’ dentro del Cuerpo Causal, en el cual como vimos, ya ha nacido ‘el Ego’. A medida que se van terminando de abrir los pétalos de la Flor del Alma (es decir, a medida que el Ego termina su maduración) comienza a gestarse el Cuerpo de Luz.
La apertura de los pétalos de la Flor del Alma son energías, vibraciones que generan facultades. Esas facultades, que al desarrollarse van despertando las energías que ‘tejen’ el Cuerpo Espiritual, son vibraciones de inteligencia holística, unidad, y paz, y al reflejarse en el triple mundo personal (físico-astral-mental) repercuten como amor, simpatía, comprensión, hermandad, claridad, voluntad, y capacidad sin esfuerzo de ver lo verdadero, la esencia. Cuando el Cuerpo de Luz Búdica se va desarrollando cada vez más esto puede producir destellos de inteligencia, y ráfagas de amor y dicha sin aparente motivo externo. Las experiencias místicas de los ‘santos’ dan muestra clara de esto, pero tales experiencias no son propiedad de un grupo de santos católicos ni de los renunciantes indos, sino que pueden ser vividas por todos los seres humanos, porque son facultades y energías innatas y latentes dentro de todo ser humano. Todo dependerá del avance madurativo de la Flor Álmica, como vimos. Hoy en día, las energías planetarias, que van en aumento vibracional, facilitan tales desarrollos y experiencias en un grupo mayor de almas que lo que fue en el pasado.

Ahora bien, cuando el Cuerpo de Luz Espiritual se va terminando de formar (con el constante desarrollo de los átomos búdico y átmico permanentes) se va separando del Cuerpo Causal, de manera análoga a como un feto dentro del cuerpo de su madre, al terminar de desarrollarse a los 9 meses, debe ‘nacer’ dejando la matriz materna, adquiriendo así vida independiente… El Cuerpo de Luz Espiritual se va separando entonces del Cuerpo Causal y ‘la conciencia de ser’ en el hombre se va desplazando del plano mental a los planos Búdico-Átmico. Cuando tal separación finaliza es cuando el Cuerpo Espiritual ya está bien formado, y al ocurrir esto el cuerpo causal deja de operar como tal, y llega el momento en que finalmente se disuelve. (Esto es lo que se ha llamado Nirvana: ‘extinción’). Esto significa que el alma ya no necesita más reencarnar y ha completado ‘su trabajo’ en los mundos materiales.
Cuando esto sucede, el ‘alma humana’ (cuerpo causal) ha pasado a ser ‘alma divina’ (Buddhi-Atma consciente), la cual a partir de entonces se maneja en su Vehículo de Luz. Esto le posibilita poder atravesar los límites del sistema solar (cosa que el alma humana aún no podía hacer, porque estaba confinada a aprender dentro de los límites de un planeta y de su sistema). El Cuerpo Espiritual ya puede viajar más allá, en busca de nuevas y desafiantes lecciones de vida. Quien ha llegado a este punto de desarrollo es lo que se llama Adepto(1). El Adepto ya no necesita más reencarnar, sin embargo puede, si así lo requiriese, volver a formar un “cuerpo mental” con materia de dicho plano para manejar asuntos de servicio desde ese nivel. Pero ya sería incorrecto decir que el Maestro forma un “cuerpo causal”, porque el mismo, (llamado así por contener las ‘causas’ de las sucesivas reencarnaciones del alma), ya se ha disuelto y no necesita volver a formarse. Lo que el Adepto puede realizar es crear nuevamente un ‘vehículo mental’ en el cual poder manejarse en el plano mental. (He aquí la diferencia conceptual entre ‘cuerpo causal’ y ‘cuerpo mental’; ambos tienen que ver con el plano mental pero sus funciones no son exactamente iguales). Lo que por lo general no hace un Adepto es bajar más que ese nivel (el plano mental); si así lo necesitase, en raros casos podría hacerlo, pero siempre emplea primero los recursos del contacto con los discípulos, que son almas que aún poseen cuerpos físicos y astrales, y pueden actuar en esos niveles siguiendo la inspiración del Maestro. Como regla general, el Adepto actúa desde su Cuerpo Espiritual, o desde el plano mental superior, donde se vincula en forma directa con los Egos avanzados que le ayudan en su labor
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Hasta aquí, esta reseña…
Hasta la próxima, amigos.
Alexis B.



1-      Adepto: Es el alma que ha alcanzado la 5° Iniciación (o 2° iniciación mayor, desde el punto de vista esotérico). El Adepto que toma discípulos a su cargo se llama ‘Maestro’, pero la mayoría de los ‘Adeptos’ no son ‘Maestros’.

             
            Nota: En este capítulo se habló de los 2 cuerpos más sutiles que debe desarrollar el ser humano a partir de sus principios constitutivos; pero todo estuvo relacionado a las Mónadas-chispas o Espíritus Virginales que viajan como almas ascendentes en escalada evolutiva. En un capítulo posterior hablaré de “el Cuerpo Causal como vehículo ministerial en los Espíritus Descendentes”.





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